lunes, 15 de octubre de 2007

Crítica - El Orfanato

El Orfanato

Por el Sufridor en Casa.-

A estas alturas, es indudable que “El Orfanato” va a ser la película española del año. No por su calidad (que la tiene) sino por la recaudación que va a hacer en su primera semana (cuando escribo esto, como suele ocurrir, podría decir cuánto ha hecho hasta la última película en la taquilla americana, pero no se sabe nada de la española). En cualquier caso, siempre será una pena porque ha habido otras mejores, pero ninguna con tanta repercusión en los medios. Y es que “El Orfanato”, al igual que ocurrió en su estreno con “Caótica Ana” es la película que todo el mundo quiere ver. Con la diferencia de que ésta sí que la verán (la otra muchos lo decían de boquilla).

Pero vamos al tajo: La película, como siempre en este género (el de las películas nacidas a raíz de “El Sexto Sentido”) sueñe ocurrir, cuenta con los elementos clásicos: Un lugar con pasado sórdido, protagonistas que vuelven a él tras años de abandono, estancias oscuras y misteriosas llenas de ruidos extraños, un niño que dice ver “personas” que nadie más ve… Vamos, que si lo dejo aquí hasta el más tonto saca al menos diez posibles títulos. Pero al contrario que casi todas, es rompedora en algo: Si siempre el planteamiento es bueno y la resolución es mala, ésta es la primera vez que ocurre al contrario: el planteamiento es malo y el final está bastante bien conseguido, aunque no tenga mucho que ver con el estilo del resto de la película.

Lo cierto es que a nadie se le escapa que éste es un género difícil. Más que por la necesidad de tener que crear cierta tensión en el espectador (desde luego que es tensión y no miedo, si tuviese que recordar cuánto hace que no veo una película de miedo de verdad, me moriría del asco) ya que, gracias precisamente a “El Sexto Sentido”, se acabó esa necesidad de tener que resolver las escenas, simplemente pones una sombra extraña que hace ruidos más extraños todavía, un personaje que se acerca para tratar de descubrir de qué se trata realmente en un primerísimo plano y luego un ruido que pega el susto, pero nada visible porque si enseñasen lo que supuestamente ve el protagonista sin duda nos decepcionaría. ¿Cruel? ¿Qué es peor, no ver al supuesto niño con el que habla el hijo de Belén Rueda en la cueva o ver al niño del saco en la cabeza para ocultar una deformidad que, encima, cuando la ves te parece que es menos mala que el propio saco?

Respecto al equipo, ¿qué decir que no se haya dicho ya? Ninguno destaca por hacerlo realmente bien. Fernando Calvo, que hace de padre, apenas tiene carisma, el niño pasa sin pena ni gloria y como desaparece a mitad de la película ya ni le recuerdas (a parte de que lo agradeces porque su tono de voz espanta a los propios fantasmas de la casa) y Belén Rueda, que todo el mundo coincide en que hace un papelón, está decente hasta que tiene que rodar la escena final (no, no la del cuento, la anterior) y vemos cuán triste puede llegar a ser ver actuar a un actor que no se cree ni sabe lo que está haciendo en la pantalla. Y es precisamente ahí donde nos damos cuenta de que quizá no sea culpa de ella, sino del propio director Juan Antonio Bayona que comete diversos errores de director novato (yo ya había visto su famoso corto de El Hombre Esponja, que era excesivamente largo pero o estaba del todo mal). Y no es que no sepa dirigir, sino que aún no ha aprendido a confeccionar las escenas y, como muestra, un botón: Los planos cortos hacen que los actores cojan teléfonos o hablen en posturas imposibles, pero incluso en los largos ocurre y cuando el niño desaparece, esa necesidad de meterlo todo en pantalla nos obliga a ver cómo un guardia civil apunta con su linterna a un árbol, como si el niño desaparecido hace horas no tuviese otra cosa que hacer que camuflarse entre unas ramas más bien escasas). En definitiva, bastante cutre todo, si exceptuamos la resolución, que hace que quede un buen sabor de boca y, sin duda, hará que no caiga del todo en la taquilla, al menos entre la mediana edad que no vaya buscando simplemente el susto fácil.

Y para aquellos que me consideran demasiado crítico, ahora añadiré que, sin embargo, de factura (producción, banda sonora, fotografía) la película sí destaca y mucho sobre lo que se hace habitualmente, pero sería difícil que no ocurriese eso ya que si en los créditos leemos la cantidad de empresas e instituciones que han aportado millones y millones de euros para una película que transcurre en un caserón y una cala desierta, comprenderemos que, por mucho dinero que se hayan embolsado por la cara los productores, siempre les sobró lo suficiente como para que no quede cutre la película. Y eso es algo que ya es más de lo que suele ocurrir en nuestro cine.

viernes, 12 de octubre de 2007

Estrenos de la semana 11 al 14 de octubre

Por El Jefe de Todo Esto.-

Entre los estrenos patrios de la semana sólo encontramos "El Orfanato". Parece ser que, como suele ocurrir con este tipo de películas españolas (las de pasar miedo con escenas de mucha tensión pero que jamás se resuelven de buena manera) son las que más popularidad tienen entre el público. Al menos desde que Amenabar y algunos otros "jóvenes talentos" vieron "El Sexto Sentido" y decidieron que con poco dinero se podía hacer mucha taquilla.

En fin. ¿Más de lo mismo? Ya lo diré, porque ésta prometo verla...

lunes, 1 de octubre de 2007

La crítica de la semana - Mataharis

Por El Sufridor en Casa.-

Es curioso. A veces una película te hace recordar o sentir cosas que hacía tiempo que no sentías. Y en muchas ocasiones no es por el tema que tratan (en este caso la vida y obra de tres mujeres detective de diferentes edades y condiciones sociales), ni por la interpelación de ninguna de ellas (que están todas magnificas e incluso a Najwa Nimri se la entiende perfectamente, lo que ya es un logro en su carrera), sino por el trasfondo del que te hablan. Y eso es algo que Icíar Bollaín siempre ha sabido hacer muy bien.

Quizá, bien mirado, decir que “Mataharis” es una de las mejores películas españolas del año, tampoco es una novedad cuando el cine español está en una perpetua crisis en la que la gente busca el dinero fácil o el “artisteo” y el reconocimiento sin importar que crean realmente en las películas que están haciendo, pero en mi caso, lo que me gustó de ella fue precisamente algo que he echado mucho de menos a lo largo de los últimos tiempos o sólo en nuestro cine, sino en el cine en general: La normalidad.

Y es que hace años que no sentía que me contasen cómo vive gente corriente, con sus problemas y sus dificultades y cómo tratan de salir adelante a pesar de que muchas veces la verdad que les rodea les desengaña mientras vemos cómo otros se dan cuenta de que precisamente ha sido obviar esa verdad lo que les ha permitido ser mediocremente felices (la ignorancia del personaje al que su socio y su mujer le engañan y que, lejos de tener el cinematográfico arrebato de cólera, ni siquiera se atreve a hablarlo con su mujer) o el cariño que se tienen Najwa Nimri y Tristán Ulloa que les lleva a superar el engaño sin siquiera decirse apenas palabras. Son momentos de esos que hacen que jamás te arrepientas de seguir viendo películas.

Y es que considero que, en una página como ésta, en la que decir cosas como ésta podría considerarse una blasfemia, a veces tenemos que dejar sitio a la crítica positiva cuando se merece. A la normalidad cuando de verdad se trata como tal, no como una falsa “normalidad” que es a lo que estamos acostumbrados a ver normalmente con “Barrios”, “Princesas” o “Azules Oscuros Casi Negros”.

En mi caso, quizá me ha tocado un poco más allá, pero si un solo espectador sale del cine como salí yo y ha ido gracias a leer esto, ya me sentiré agradecido.

¿Está resurgiendo el cine español?

Por El Pensador Redondín.-

Esta mañana estaba paseando por la redacción, tratando de pasar desapercibido para que nadie me encargase demasiado trabajo (es lunes, ya saben) cuando me encontré a mi jefe despotricando contra El Sufridor en Casa porque tras haber puesto bien una película como "En la Ciudad de Silvia" en el blog, ahora pretendía hacer algo parecido con "Mataharis", lo que en un blog titulado "Que mierda es el cine español", como que no.

El caso es que en esas me ha pillado y me ha encargado un artículo de fondo de los míos... En este caso, uno hablando sobre si es cierto que el cine español está dejando de ser tan malo como hasta ahora.

Por suerte, una pequeña reflexión ha servido para tirar por tierra todos sus miedos. Ya le advertí que lo que ocurre es algo habitual en un cine en el que, asustados por la envergadura (más bien calidad) de los estrenos americanos, tanto en Navidades (con las películas para niños), como en Primavera (por los Oscars) o en Verano (con los blockbusters), sólo deja a las películas que de verdad merecen la pena una época para estrenarse: precisamente ésta.

Por ello no es casualidad que soportando bodrios como "El Camino de los Ingleses" o la del "Trompetista bajo las estrellas" (sí, sé que no se llama así) ahora resulta que tenemos los esperados estrenos de calidad. Esto no quiere decir que sean estrenos que vayan a hacer mucho dinero (bueno, "El Orfanato" seguro que sí lo hace y la de Álex de la Iglesia también), pero al menos sí que son películas que merecen la pena. Lo triste es que normalmente de directores consagrados, es decir, que novedades pocas, más bien las películas de siempre, echas por la gente de siempre. Aunque al menos, eso sí, merecen la pena.

Dicho esto, que nadie se alarme, que si "Mataharis" está bien, "El Orfanato" (aunque me aventuro a asumir que va a ser un plagio sin disimulo de "Poltergeist" que nadie se atreverá a admitir) es entretenida o incluso la nueva de Gracia Querejeta (que aunque no levante emociones, es una directora que me encanta) es cine con mayúsculas. Dentro de nada nos llegarán cosas como "Las trece rosas" que nos harán recordar que el cine español fue grande. Y que, si bien, algún día lo será de nuevo, ahora deja bastante que desear.